Como especialistas en la aplicación de los diferentes tratamientos térmicos del acero en Guipúzcoa queremos aprovechar esta oportunidad para resaltar algunas de las diferencias más importantes entre dos de los metales más empleados por la industria y la construcción: el acero y el aluminio.

Para el ojo del profano, a simple vista se trata de dos metales de aspecto muy similar y ambos pueden encontrarse con facilidad en los objetos que nos rodean.  Pero, por sus características particulares, los usos a los que se someten los productos elaborados con estos dos metales son bien diferentes. Quienes trabajamos aplicando los diferentes tratamientos térmicos del acero en Guipúzcoa, sabemos que éste es un metal cuya resistencia es mucho mayor que la del aluminio,  por lo que suele ser más complicado crear deformaciones sobre este metal.

En cuanto a dureza, la del acero es considerablemente mayor,  lo que hace más difícil su estiramiento mediante el golpeteo. Por lo que se refiere a la resistencia eléctrica, también en este campo resulta mayor la del acero, cuestión esta que facilita el trabajo con soldaduras de arco eléctrico que, trabajando con planchas de aluminio, no permiten alcanzar intensidades tan altas como las que serían necesarias para contrarrestar su baja resistencia.

La densidad de ambos metales es también muy diferente, 2,72 mg/m3 para el aluminio y 7,85 mg/m3 para el acero, lo que significa, entre otras muchas cosas, que el aluminio es un material que se puede mecanizar más fácilmente que el acero, aunque eso también significa que las piezas de aluminio van a ser también más fácilmente deformables si tienen que soportar grandes fuerzas.

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